murmura entre dientes oraciones viejas
que son los tabiques, el cemento y las tejas
que construyen la morada del símbolo
donde habita, temeroso y frívolo,
implorando piedad sepultado en las rejas
(postura de cordero, mirada de oveja)
a un parricida de instintos carnívoros.
El mono se yergue y le crecen pulgares
levanta acueductos, engasta collares,
desentraña el cielo e intuye de ser hombre la maravilla,
aunque siga levantándose el domingo a las diez,
bajo la mirada inquisitiva del imaginario juez,
y se declare culpable de vivir de rodillas.
3 comentarios:
declaro aquí mi fanatismo por tus sonetos. te los compro todos.
Por un momento pensé que describías a un hombre...
Vendidos!
No, no, ASCL (rollo SFDK), es un cacho mono. ;)
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