Intento quedarme quieta (ssshhhh…) porque cualquier movimiento que haga, cualquiera, sería capaz de dejar un estrepitoso surco. Ese surco, dios no lo quiera, podría cruzarse descaradamente con otro, y éste a su vez con otro, y se podría originar así, ojalá y no, una desgracia en cadena.
Para ser sincera esto pasa de verdad... Sucede tanto que ya todo el suelo que me rodea está demasiado rajado. Tantas cicatrices hay que será mejor no moverme (por miedo a que se me encallen las agallas en un desliz por una de esas negras grietas y no pueda avanzar nunca más).
2 comentarios:
igual consigue que en vez de quedar atrapada mude de piel. benditas grietas entonces. :)
Señor Raya, qué honor!! benditos los ojos!! ojalá mude de piel y de piscifactoría...
Publicar un comentario