22 mar 2010

Horror dulce horror

Foto: Robert Frank.
Me despierto en éste lecho hilvanado por delirios oníricos. Pongo la punta del que es mi dedo gordo en el filo de esa losa que me arroja sobre las formas del día de hoy. De nuevo el sol, la angustia, las calles, el asco, las casas y el hambre se hermanan para abrir paso al pánico de mis mañanas. Me siento frente al miedo, y me someto a los terribles interrogantes que acompañan al primer café del día. Mis agallas, huérfanas de padre, se tumban y jadean a mis pies. (Tranquilas, les digo, hoy también podéis descansar). Sorbo el primer trago y con él, me dejo atrapar por el ombliguismo descorazonador de bareto con olor a fritanga. Trato de domesticarlo. Entro en él. Dejo que me desmenuce con sus uñas mientras mis queridos horrores bailan al son de mi terror y me recuerdan con su vaivén que existo.

2 comentarios:

oki darki dijo...

buf.. ke bueno vargas..

Adri Kadabri dijo...

Siento contradecirte, pero yo creo que no tienes agallas, tienes un par de huevos... Y ya sabes a lo que me refiero... ;D