20 abr 2011

Leda


Un único objetivo rondando su mente, ahora primitiva y circular. 
Un propósito irrefrenable que le salía de las venas de las muñecas 
y tiraba dulcemente de ella, adentrándola en lo más frío de su naturaleza.

De aquella que fue sólo quedaba la criatura pura, 
la que obedece a la tirantez de la carne 
y al olor de la muerte que acecha detrás de cada impulso animal.

Despídete de ella, se dijo, y soltó la correa para esquivar el mordisco de la bestia, 
el mismo que provoca abismos y el inevitable contagio de su obstinada ceguera. 
Deja que se le llene la boca de huesos y humo. 

Tú me comprendes. El instinto no entiende de belleza.

3 comentarios:

Laura Sánchez dijo...

nena que entrada más chula!! Ha valido la pena que te perdieras el partido ...

Besitos...!!

Marco Antonio Raya dijo...

pero es evidente que en algunas personas la belleza es casi instintiva. :)

Carlos Pérez Rueda dijo...

Si yo entendiera de belleza, esto lo sería.