Si te despiertas y estás en una celda acolchada
sin saber ni cómo ni quién te ha metido
y queda aire en ella para un último suspiro
levántate y derriba la puerta cerrada.
Si en una trampa de oso tu pierna está atrapada
y sus dientes de metal implacables te han mordido,
antes de que la gangrena tome partido,
arráncatela de cuajo, olvídala y anda.
Pero si tienes la tierra, el agua y el cielo
diez mil horizontes y aún así no vuelas
porque tú mismo te has puesto frenos,
será que tienes las alas pequeñas.
No culpes por la torpeza de tu vuelo
a quién te ofrece un refugio sin puertas.
2 comentarios:
no se nace aprendido, Dori. Todo en esta vida tiene uno que aprenderlo. Y aprender a volar es lo más difícil y lo más auténtico.
Yo firmo ya por aprender a volar a tu lado, ya lo sabes. ;*
Cuánta razón en cuatro párrafos..
Tampoco vendría mal cambiar el filtro del aire de vez en cuando.
Publicar un comentario