29 ago 2011

Sin título.

ojalá, pensé , todos esas pupilas nocturnas que reflejan la única luz de la ciudad, la mía, hubieran sido cámaras

me hubiera ahorrrado toda la parafernalia de cojerme el rabo y apretarlo

porque ya estaría descorchado por la presión de mis huevos exhibicionistas,

porque ya no tengo polla

ella me tiene a mi

y me siento en el alfeizer

con las piernas abiertas

y consigo, en una maniobra de contorsión imposible, llegar al rabo, mas duro que el propio cemento que viola mi culo, con la lengua

y mientras lamo mi capullo empapado

las mariposas de lefa saltan hasta mi pelo

revoloteando

haciendome sentir

un animal que solo necesita alimentarse de sí mismo,

y en la vorágine de los olores,

llena de manchas inocuas que se adhieren tanto a la piel

como un tatuaje de vidrios diminutos,

en ese mometno en que los tentáculos ajenos entran por la ventana

y me elevan hasta el techo

palpitando en cada resquicio de la humanidad que queda en mi cuerpo

es cuando, por uno segundos, dejo de hablar porque no me acuerdo de como se hace

y, gastado mi semen, solo puedo orinar en mi boca

en mis piernas

en mis orejas

y en mis brazos

intentando aprovechar

cada milímetro cúbico

de las sustancias internas que me conforman

y por la uretra

voy sacando todo lo que soy

hasta que mi propio sexo sale por ella como un calcetín dado la vuelta

y cuando los vecinos se atreven a mirar de nuevo

solo ven una mancha de mil colores en el suelo de mi piso.

2 comentarios:

Manifiesto Orgánico dijo...

Me encanta esa escritura animal.

Carlos Pérez Rueda dijo...

Grrroaaarr