25 nov 2010

otoño, metabolismo y calorías


Del interior del vértigo helado nacen,
cada vez que trato de respirar luz,
chispas que calientan mis manos de piedra fría.

Dando vueltas alrededor de un montículo volcánico
paso los días implorando la erupción que desequilibre (y funda)
esta tristeza otoñal infundada.

No me importan las quemaduras colaterales,
lo principal ahora es sentir calor hasta que duela
para saber que sigo viva.



1 comentario:

Marco Antonio Raya dijo...

piedras sobre el propio tejado para calentarlo, claro.
ya vendrá la lava.
y allí estaremos para verlo.

:**